La sopa de ajo castellana es un plato tradicional español, reconfortante y sabroso
La sopa de ajo, también conocida como sopa castellana, es un plato humilde pero lleno de sabor que reconforta cuerpo y alma. Tradicional de Castilla y León, se prepara con ingredientes básicos: ajo, pan duro, pimentón y caldo. A menudo se le añade huevo para enriquecerla. Es perfecta para los días fríos o cuando necesitas una comida caliente, sabrosa y sencilla. Su aroma a ajo dorado y su textura suave la convierten en un clásico que nunca falla. Una receta de abuela que, con cada cucharada, te abraza por dentro.
Tiempo de cocción: 20 minutos
Rinde para: 4 personas
Dificultad: Fácil
Ingredientes
8 dientes de ajo
200 g de pan del día anterior (mejor si es rústico)
1 cucharada de pimentón dulce
4 huevos (opcional, uno por comensal)
1 litro de caldo de pollo o vegetal
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Preparación:
Pela los dientes de ajo y córtalos en láminas finas.
En una cazuela grande, calienta el aceite de oliva y sofríe el ajo hasta que empiece a dorarse, cuidando que no se queme.
Añade el pan troceado y remueve para que se impregne bien con el aceite y el ajo.
Incorpora el pimentón dulce, mezcla rápido para que no se queme y añade inmediatamente el caldo caliente.
Cocina a fuego medio durante 15–20 minutos, hasta que el pan se deshaga y la sopa espese ligeramente.
Si deseas añadir huevos, casca uno por persona directamente en la sopa y deja que cuajen sin remover.
Sirve caliente, idealmente en cazuelas de barro.
Tips extra:
Usa pan con buena miga para una textura más cremosa.
Agrega un toque de pimentón picante si te gusta con un punto de calor.
Para una versión vegana, sustituye el caldo por agua con sal y omite el huevo.
Si prefieres, puedes batir los huevos antes de añadirlos y mezclarlos para una sopa más homogénea.
Añade jamón serrano en cubitos al final para un extra de sabor.
Beneficios saludables:
El ajo es un potente antibiótico natural que fortalece el sistema inmunológico.
Rica en antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación.
El pan aporta energía de liberación lenta, ideal para combatir el frío.
Baja en grasa si se evita el huevo y el jamón.
Perfecta para mejorar la digestión gracias a las propiedades del ajo.
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